Las pequeñas y medianas empresas (PYMES) están comenzando a invertir en activos financieros como una estrategia para aumentar la rentabilidad de sus excedentes de tesorería, complementando así su actividad principal.
Sin embargo, este proceso puede ser complejo, especialmente para aquellas empresas que no están acostumbradas a tratar con este tipo de inversiones. Una gestión contable inadecuada puede derivar en problemas significativos en el futuro, por lo que es crucial hacerlo correctamente desde el principio.
Clasificación inicial: el primer paso para una buena contabilidad
El primer aspecto a considerar es la clasificación de las inversiones. Dependiendo del tipo de activo adquirido y el objetivo de la inversión, las PYMES deberán clasificar estos activos según las normas establecidas en el Plan General Contable para PYMES (PGC-PYME). Esta clasificación influye tanto en el método de valoración como en las implicaciones fiscales. Entre las principales categorías se encuentran:
- Activos financieros a coste amortizado
- Activos financieros mantenidos para negociar
- Activos financieros a coste
Para facilitar este proceso, se recomienda que las empresas realicen un análisis detallado del objetivo detrás de cada inversión y lo ajusten a las categorías mencionadas.
Activos financieros mantenidos para negociar
Estos activos se contabilizan cuando la intención es venderlos en el corto plazo, lo que implica una valoración inicial al coste. Este valor refleja el valor razonable de la transacción, incluyendo los costos asociados que se reconocen en la cuenta de pérdidas y ganancias. Es importante que las PYMES ajusten regularmente estos valores al precio de mercado para reflejar las fluctuaciones en los estados financieros.
Activos financieros a coste
Cuando los instrumentos de patrimonio no se gestionan activamente, se incluyen en esta categoría. Su valoración inicial también se realiza al coste, sumando los gastos de transacción. A lo largo del tiempo, las PYMES deben verificar si hay deterioro en el valor de estos activos, registrando las correcciones en la cuenta de pérdidas y ganancias si es necesario.
Atención. Las correcciones por deterioro de estos activos no son deducibles a efectos del Impuesto sobre Sociedades. Por tanto, es fundamental realizar los ajustes extracontables necesarios al presentar el modelo 200 para evitar errores fiscales.
Activos financieros a coste amortizado
Los valores representativos de deuda, como bonos o pagarés, se contabilizan como activos financieros a coste amortizado cuando no se destinan a la negociación activa. Estos se registran inicialmente a su valor justo, sumando cualquier costo de transacción. Posteriormente, se ajustan por el interés devengado en la cuenta de resultados.
Atención. Si el activo tiene un vencimiento inferior a un año y se valoró inicialmente por su valor nominal, se mantendrá así, salvo deterioro. Además, es crucial tener en cuenta que, como con otros activos a coste, las correcciones por deterioro deben reflejarse correctamente en la contabilidad fiscal.
Para las PYMES que se adentran en el mundo de las inversiones financieras, es esencial contar con un sistema contable robusto que clasifique y valore adecuadamente cada tipo de activo. Además, el conocimiento de las implicaciones fiscales y la correcta aplicación del PGC-PYME evitarán problemas futuros y mejorarán la rentabilidad a largo plazo.
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